Psiquiatras de Harvard bajo fuego a causa de los fondos recibidos de compañías de drogas

Contribución por Scott Hensley
Junio 9, 2008, 7:01 am

Un controversial psiquiatra, cuya investigación ha pavimentado el camino para el uso amplio de drogas antipsicóticas en niños, ha recibido más de $1.6 millones de dólares en honorarios por consultoría de parte de los fabricantes de drogas desde el 2000, y falló en declarar correctamente muchos de los fondos recibidos, reporta el New York Times.

Joseph Biederman (fotografía) es una figura polarizante en la psiquiatría. Tal como el periódico Boston Globe lo puso en un perfil el año pasado: "Nadie ha hecho tanto para convencer a los norteamericanos de que hasta los niños pequeños pueden sufrir los peligrosos cambios de estado de ánimo del trastorno bipolar, como ha hecho el Dr. Joseph Biederman del Hospital General de Massachusetts." Cuando el periódico el Globo le preguntó en el 2007 acerca de los fondos recibidos de compañías de drogas, no quiso dar dicha información, pero dijo que tanto la Escuela de Medicina de Harvard como el Hospital General de Massachusetts aprobaron todos sus ingresos.

Dos colegas de Biederman también ganaron al menos un millón de dólares en honorarios pagados por fabricantes de drogas desde el 2000 al 2007 y pueden no haber reportado apropiadamente que recibieron esos fondos a los investigadores (función pública) del Congreso. Las discrepancias se encontraron en documentos proporcionados a Investigadores del Congreso. Una gráfica del New York Times da un sumario de los documentos y proporciona comentarios de los tres psiquiatras.

Las lagunas de los reportes sobre los ingresos pueden violar las reglas de los Institutos Nacionales de Salud acerca del conflicto de intereses y podrían conducir a sanciones. Las Políticas tanto de Harvard como del Hospital General de Massachusetts prohíben a los investigadores que conduzcan pruebas clínicas con una droga si ellos reciben pagos superiores a los $20,000 dólares de la compañía que las fabrica, de acuerdo a una carta del Senador Charles Grassley (R-Iowa).

El otoño pasado, Grassley solicitó a Harvard y al Hospital General de Massachusetts las formas sobre conflicto de intereses de los doctores como parte de la investigación que hace acerca de las relaciones financieras entre los fabricantes de drogas y los doctores. Las formas eran un "desorden", dijo, y esto hacía parecer como si los doctores sólo hubieran recibido cantidades por algunos cientos de miles de dólares de la industria (farmacéutica) en un período de siete años. Cuando los doctores volvieron a fallar en declarar correctamente las cantidades recibidas y los investigadores del Congreso compilaron cifras de los fabricantes de drogas, las cantidades involucradas subieron a más de un millón de dólares por doctor.

Desde el Senado de E.U. la semana pasada, el Senador Grassley preguntó: "Por qué Harvard y el Hospital General de Massachusetts no vigilaron a estos doctores?" La respuesta es simple: Confiaron en que estos médicos reportarían honestamente sus remuneraciones." Grassley no confía y ha introducido La ley de Transparencia (Sunshine Act) sobre Honorarios a Médicos para requerir los reportes de los pagos hechos por los fabricantes de drogas, aparatos y suministros médicos. Usted puede leer los comentarios y cartas que Grassley envió a Harvard, H. General de Mass y al NIH (Institutos Nacionales de Salud) haciendo click en el ícono de PDF de la derecha.

Reacción extra: el Blogger Philip Dawdy de Estaciones Furiosas escribe, "lo que es impresionante para mí es la cantidad de dinero que estos investigadores estaban jalando." También da un link a un sumario de los estudios siendo hechos actualmente por Biederman.

Artículo original en inglés







Investigadores fallan en revelar completamente los pagos de drogas

Por GARDINER HARRIS y BENEDICT CAREY
Publicado: Junio 8, 2008

J. Scott Applewhite/Associated Press

El Senador Charles E. Grassley forzó a tres expertos en Psiquiatría infantil de Harvard a revelar el ingreso por honorarios de asesoría.

Un mundialmente renombrado psiquiatra infantil cuyo trabajo ha ayudado a impulsar una explosión en el uso de potentes medicamentos antipsicóticos en niños, ganó al menos $1.6 millones de dólares en honorarios por asesorar a los fabricantes de drogas del 2000 al 2007, pero durante años, no reportó la mayoría de sus ingresos a las autoridades de la universidad, de acuerdo con la información proporcionada por los investigadores del Congreso.

Al fallar en reportar sus ingresos, el psiquiatra, Dr. Joseph Biederman, y un colega suyo del departamento de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, el Dr. Timothy E. Wilens, es muy posible que hayan violado tanto las reglas de investigación federales como de la universidad, las cuales están diseñadas para vigilar los posibles conflictos de intereses (que se compren resultados por cuantiosos pagos), de acuerdo al Senador Charles E. Grassley, Republicano de Iowa. Algunas de las investigaciones que hacen son financiadas por subvenciones del gobierno de E.U.

Al igual que el Dr. Bierdeman, el Dr. Wilens tardíamente reportó haber recibido al menos $1.6 millones de dólares del 2000 al 2007, y otro colega de ambos de Harvard, Dr. Thomas Spencer, reportó haber recibido al menos $ 1 millón de dólares, todo ello después de haber sido presionados por los investigadores del Senador Grassley. Sin embargo, es posible que incluso éstas revelaciones corregidas se queden cortas en cuanto a los verdaderos ingresos que dichos doctores recibieron de manera externa, pues algunas de las cifras se contradicen con la información de los pagos que proporcionaron los fabricantes de drogas, y encontró el Senador Grassley.

En un ejemplo, el Dr. Bierdeman reportó no haber recibido ningún ingreso por parte de Johnson & Johnson para el 2001 en un reporte de ingresos presentado por él a la Universidad. Cuando se le pidió que revisara de nuevo, dijo haber recibido $3,500 dólares, pero Johnson & Johnson le dijo al Senador Grassley que le había hecho pagos por $58,169 dólares en el 2001, de acuerdo a la investigación del Senador.

Los arreglos del grupo de Harvard con los fabricantes de las drogas para dar asesoría a éstos últimos eran ya controversiales debido al apoyo del uso no autorizado de medicamentos psiquiátricos en niños.

En una declaración enviada por e-mail, el Dr. Biederman dijo: "Mis intereses están solamente en el avance del tratamiento médico mediante estudio riguroso y objetivo," y dijo "tomar muy en serio" las políticas sobre conflicto de intereses. Los Dres. Wilens y Spencer dijeron en declaraciones enviadas por e-mail que ellos consideraban haber cumplido con las reglas sobre conflicto de intereses.

John Burklow, un vocero de Institutos Nacionales para la Salud, dijo: "Si han habido violaciones de la política de N.I.H. -y si la integridad de la investigación ha sido comprometida-, tomaremos todas las acciones apropiadas dentro de nuestro alcance para hacer que los responsables sean encarados con sus actos. Esto sería conducta completamente inaceptable, y el N.I.H. no la tolerará."

Las subvenciones federales recibidas por los Drs. Biederman y Wilens fueron administradas por el Hospital General de Massachusetts, el cual ganó $287 millones de dólares en el 2005 por concepto de tales subvenciones. Los Institutos de Salud podrían poner restricciones a las subvenciones del hospital o incluso suspendérselas completamente.

Alyssa Kneller, una vocera de Harvard, dijo en una declaración enviada por e-mail: "La información hecha pública por el Senador Grassley sugiere que, en ciertas instancias, cada doctor podría haber fallado en revelar ingresos externos provenientes de las compañías farmacéuticas y otras entidades, los cuales deberían haber sido revelados."

Alyssa Kneller dijo que los doctores habían sido referidos al comité de conflictos de la universidad para revisión.

El Sr. Grassley envió cartas el miércoles a Harvard y a Institutos de salud resumiendo los hallazgos de sus investigadores, y colocó dichas cartas, junto con sus comentarios, en el Registro del Congreso.

El Dr. Bierdeman es uno de los investigadores de psiquiatría infantil más influyentes y es ampliamente admirado por estar enfocando el interés del campo médico en sus pacientes jóvenes más afectados. A pesar de que muchos de sus estudios son cortos y a menudo son financiados por los fabricantes de las drogas, su trabajo contribuyó a desatar un controversial incremento en los diagnósticos de trastorno bipolar pediátrico, caracterizado por cambios de humor severos, así como un rápido aumento en el uso de medicamentos antipsicóticos en los niños, los cuales aumentaron en cuatro mil por ciento (cuarenta veces) entre 1994 y el 2003. La investigación Grassley no se enfocó a la calidad de los estudios realizados.

Los doctores han sabido por años que las drogas antipsicóticas, llamadas algunas veces tranquilizantes mayores, pueden someter a los niños. Sin embargo los niños parecen ser especialmente susceptibles al aumento de peso y a los problemas metabólicos causados por estas drogas, y está muy lejos de ser claro que las medicaciones les mejoren la vida de los niños al paso del tiempo, dicen los expertos.

En los últimos 25 años, los fabricantes de drogas y aparatos han desplazado al gobierno federal como fuente principal del financiamiento de investigaciones, y el apoyo de la industria farmacéutica es vital para muchos programas de investigación en universidades. Pero conforme los ejecutivos a cargo de la investigación de las empresas reclutan a los científicos más brillantes, sus compañeros de los departamentos de marketing han descubierto que algunos de éstos mismos científicos pueden ser magníficos promotores.

Para proteger la integridad de la investigación, Institutos Nacionales de Salud requiere que los investigadores le reporten a las universidades, sus ganancias superiores a los $10,000 dólares por año, por ejemplo, en dinero proveniente de los fabricantes de las drogas que estén siendo al mismo tiempo estudiadas por los investigadores médicos como parte de estudios financiados federalmente. Las universidades administran los conflictos financieros mediante requerir que dicho dinero les sea revelado a los sujetos de la investigación, entre otras medidas.

Institutos de Salud el año pasado otorgó más de $23,000 millones de dólares en subvenciones a más de 325,000 investigadores de más de 3000 universidades, y el hacer auditorías de los posibles conflictos de cada persona que recibe subvenciones sería imposible, como han insistido por mucho tiempo los oficiales de Institutos de Salud. Así que el gobierno depende de las universidades para esto.

Las universidades piden a los profesores que reporten sus conflictos de intereses, pero no hacen casi nada para verificar la exactitud de estas declaraciones voluntarias.

"Realmente ha sido una cuestión como sistema de honor," dijo el Dr. Robert Alpern, decano de la Escuela de Medicina de Yale. "Si alguien nos dice que una compañía farmacéutica les paga $80,000 dólares al año, ni siquiera sé como verificar eso."

Algunos estados tienen leyes que requieren que los fabricantes de drogas declaren los pagos que hayan hecho a doctores, y el Sr. Grassley y otros han patrocinado legislación para crear un registro nacional.

Los legisladores han estado preocupados en los años recientes debido al uso no aprobado de medicaciones en niños y la influencia del dinero proveniente de la industria farmacéutica.

El Sr. Grassley solicitó a Harvard los reportes de revelación financiera de los tres investigadores del 2000 al 2007 y pidió a algunos fabricantes de drogas la lista de pagos que les fueron hechos a ellos tres.

"Básicamente, los reportes eran un desorden," dijo el Sr. Grassley en los comentarios que ingresó en el Registro del Congreso el miércoles. "Durante los últimos siete años, se veía como si ellos hubieran recibido un par de cientos de miles de dólares."

Impulsados por el interés del Sr. Grassley, Harvard les pidió a los investigadores que re-examinaran sus reportes de revelación.

En las nuevas revelaciones, el ingreso por asesoría externa del trío aumentó, pero seguía siendo contradecido por los reportes enviados al Sr. Grassley por algunas de las compañías. En algunos casos, el ingreso parece haber puesto a los investigadores en violación de las reglas de las universidades y las reglas federales.

En el 2000, por ejemplo, el Dr. Biederman recibió una subvención de Institutos Nacionales de Salud para estudiar Strattera en niños, Strattera es una droga de Eli Lilly para el desorden de déficit de atención. El Dr. Biederman reportó a Harvard haber recibido menos de $10,000 dólares de Ely Lilly ese año, pero la compañía le dijo al Sr. Grassley que le habían pagado al Dr. Biederman más de $14,000 dólares en el 2000, aseguró la carta del Sr. Grassley.

En ese tiempo, Harvard prohibió a los profesores que condujeran estudios clínicos si recibían más de $10,000 dólares de la compañía cuyo producto estaba siendo estudiado, y las reglas federales requerían que tales conflictos fueran manejados.

El Sr. Grassley dijo que éstas discrepancias demostraron profundas fallas en la negligencia para vigilar los conflictos de intereses de los investigadores y la necesidad de un registro nacional. Pero las revelaciones podrían también opacar el trabajo de uno de los grupos de psiquiatras infantiles más prominentes del mundo.

En la última década, el Dr. Biederman y sus colegas han promovido el diagnóstico y tratamiento agresivos del trastorno bipolar en la infancia, un problema de estado de ánimo que anteriormente se consideró exclusivo de los adultos. Ellos han sostenido que el trastorno estaba siendo diagnosticado menos de lo adecuado en los niños, y que podía ser tratado con drogas antipsicóticas, medicaciones inventadas para tratar la esquizofrenia.

Otros investigadores han asegurado algo similar. Como resultado, tanto los diagnósticos de trastorno bipolar pediátrico, como el uso de drogas antipsicóticas en los niños, se han disparado. A alrededor de unos 500,000 niños y adolescentes se les recetó al menos una vez un antipsicótico durante el 2007, incluídos 20,500 niños menores de 6 años, de acuerdo a Soluciones Médicas, reportó una administradora de beneficio farmacéutico.

Pocos psiquiatras hoy dudan que el trastorno bipolar pueda golpear en los años tempranos de la adolescencia, o que muchos de los niños que reciben el diagnóstico están profundamente angustiados.

"Considero al Dr. Biederman un verdadero visionario al reconocer esta enfermedad en los niños," dijo Susan Resko, directora de la Fundación Bipolar de Niños y Adolescentes, "y él no sólo ha salvado muchas vidas, sino que ha devuelto la esperanza a miles de familias por todo el país."

Críticos ya de tiempo del grupo de médicos ven su influencia de manera diferente. "Ellos le han impreso la marca de Harvard a su experimentación comercializadora con niños." dijo Vera Sharav, presidente y fundadora de la Alianza para la Protección en la Investigación Humana, un grupo de defensa de los pacientes.

Muchos investigadores están en fuerte desacuerdo respecto a cómo se ve el trastorno bipolar en las personas de corta edad, y algunos temen que su definición haya sido expandida innecesariamente, debido en parte al grupo de Harvard.

El grupo publicó los resultados de una cadena de estudios de drogas desde el 2001 al 2006, pero los estudios eran tan pequeños y tan poco rigurosamente diseñados, que resultaron verdaderamente inconclusas, dicen los expertos. En algunos estudios para probar drogas antipsicóticas, el grupo definía la mejoría como una disminución del 30% o más en una escala llamada la Escala de Medición de Manía en Jóvenes - muy por debajo del 50% de cambio que la mayoría de los investigadores usan como el estándar hoy en día.

El control para evitar el prejuicio es especialmente importante en tales trabajos, dado que la escala es subjetiva, y los que miden a menudo dependen sólo de los reportes de los padres y de los niños, dijeron varios psiquiatras reconocidos.

Más ampliamente, dijeron, las revelaciones de los pagos que no declararon, y que provenían de los fabricantes de las drogas, por parte de los médicos que condujeron las investigaciones, están siendo especialmente perjudiciales para la psiquiatría.

"El precio que pagamos por esta clase de revelaciones es la credibilidad, y simplemente no podemos darnos el lujo de perder más de ella en éste campo," dijo el Dr. E. Fuller Torrey, director ejecutivo del Instituto de Investigación Médica de Stanley, la cual financia estudios psiquiátricos. "En el área de la psiquiatría infantil en particular, sabemos mucho menos de lo que debiéramos, y necesitamos desesperadamente investigación que no esté influenciada por el dinero de la industria."

Artículo original en inglés







Fuerte reacción por los diagnósticos de biporalidad en niños

El trabajo de psiquiatras del Hospital General de Massachusetts

Por Scott Allen, Staff del Globo / Junio 17, 2007

Nadie ha hecho más para convencer a los Norteamericanos de que hasta los niños pequeños pueden sufrir los peligrosos cambios de humor del trastorno bipolar que el Dr. Joseph Biederman del Hospital General de Massachusetts.

Desde su elevada postura que le confiere ser uno de los más influyentes psiquiatras infantiles, Biederman ha propagado a lo largo y a lo ancho su convicción de que la montaña rusa emocional del trastorno bipolar puede comenzar "desde el momento que el niño abrió sus ojos" al nacer. Los psiquiatras solían tratar el trastorno bipolar como una enfermedad que comienza en la edad adulta temprana, pero algunos ahora lo diagnostican en niños que prácticamente acaban de dejar los pañales, tratándolos con potentes medicaciones antipsicóticas, basados en el trabajo de Biederman.

"Necesitamos tratar a estos niños. Están en un estado desesperado," dijo Biederman en una entrevista, presentando un video clip de una llorosa madre describiendo la manera en que su hija en edad preescolar la atacaba antes de que la criatura comenzara el tratamiento para el trastorno bipolar. El jefe de psicofarmacología del Hospital Gral. de Massachusetts compara su trabajo con los grandes avances científicos del pasado, tales como la invención de las primeras vacunas contra enfermedades.

Sin embargo, la muerte de una niña de 4 años de edad de Hull, por una sobredosis de drogas que se le recetaron para tratar el trastorno bipolar y el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ha disparado una creciente e intensa reacción contra Biederman y sus seguidores. Los padres de Rebecca Riley han sido acusados de haberle dado intencionalmente sobredosis de Clonidine, una medicación usada a veces para calmar niños agresivos.

Muchos se han preguntado por qué, para empezar, una niña tan pequeña estaba siendo tratada con Clonidine y otras dos drogas psiquiátricas, incluyendo una que no está aprobada para su uso en niños. La psiquiatra de los Riley ha dicho que ella fue influenciada por el trabajo de Biederman y su protegida, la Dra. Janet Wozniac.

“Ellos son, con mucho, la luz que nos guía en términos de proporcionar liderazgo en el tratamiento de los niños que tienen trastorno bipolar." dijo J. W. Carney Jr., el abogado de la Dra. Kayoko Kifuji, psiquiatra del Centro Médico de Tufts, Nueva Inglaterra, quien temporalmente renunció a su licencia médica después de que la niña Riley murió, el 13 de diciembre del 2006. "La Dra. Kifuji se adhiere a los puntos de vista del equipo del H. Gral. de Massachusetts." Parte de las críticas a Biederman hablan de un problema más profundo de la psiquiatría: los extensos vínculos financieros entre la industria de las drogas, y los investigadores. Biederman ha recibido donaciones de 15 compañías fabricantes de drogas y quien les sirve como orador pagado a siete de éstas, incluyendo a Eli Lilly y Cia., así como a la Farmacéutica Janssen, las cuales fabrican las estas drogas que les proporcionan ganancias multimillonarias, los antipsicóticos Zyprexa y Risperidol, respectivamente. Aunque no mucho dinero se destinó para la investigación de la bipolaridad, los críticos dicen que los recursos económicos sí les ayudan a avanzar en su agresiva filosofía para el tratamiento mediante las drogas.

Numerosos psiquiatras dicen que la sobredosis de la niña Riley sugiere que el trastorno bipolar se está convirtiendo en una moda psiquiátrica, dejando a miles de niños con riesgosas medicaciones basadas en síntomas tales como irritabilidad crónica y agresividad, que podrían tener otras causas. El padre de la niña Riley, por ejemplo, recientemente acababa de volver al hogar después de haber sido acusado de abuso infantil, según la policía. Desde la muerte de la niña, las autoridades estatales han lanzado una revisión a 8, 343 niños que están tomando las más nuevas medicaciones antipsicóticas, bajo el programa Medicaid (seguro médico popular), para condiciones que incluyen el trastorno bipolar, para asegurarse de que el tratamiento sea apropiado.

Los psiquiatras demasiado a menudo recetan estas medicaciones, las cuales tienen efectos adversos tales como aumento de peso y riesgo de enfermedad cardiaca, sin tomar en cuenta los problemas que tienen los niños en su vida, dijo el Dr. Gordon Harper, director de servicios de niños y adolescentes en el Departamento de Salud Mental del Estado. El comparó la manera de diagnosticar con "afinar el piano en el momento en que va pasando el tren subterráneo." Tratamiento agresivo

Los críticos de Biederman le reprochan el no hablar en contra del mal uso de los diagnósticos que él ha ayudado a inspirar. Entre las autoridades líderes del trastorno bipolar, está el equipo del Hospital General de Massachusetts quien ha propuesto el tratamiento más agresivo para el grupo más amplio de niños, dicen sus críticos, por lo que Biederman debería tomar responsabilidad cuando el tratamiento resulta mal. En una conferencia sobre el trastorno bipolar en la Universidad Point Park de Pittsburgh el fin de semana pasado, un orador, el Dr. Lawrence Diller, un pediatra conductista de California, sostuvo que Biederman tiene alguna culpa por la muerte de la niña Riley.

"Yo considero que Biederman y su grupo son moralmente responsables en parte," dijo el Dr. Diller, cuyo popular libro "Funcionando a base de Ritalin" acusa a los psiquiatras de tratar en exceso otra condición infantil, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. "El no escribió la receta, pero sí proporcionó toda la justificación supuestamente científica para atacar un problema de salud pública mediante el dar drogas a los niños pequeños."

Biederman rechaza la idea de que la muerte de la niña Riley sea una señal para comenzar a ser más cautelosos, acusando a los críticos de estar explotando una tragedia para generar miedos acerca de la psiquiatría, una profesión que desde hace mucho se enfrenta al prejuicio. "El hecho de que ella haya tomado la droga XY o recibido el tratamiento XY es irrelevante con lo que pasó. . . . Si ésta menor hubiera tenido el mismo final debido al tratamiento del asma o de convulsiones, no tendríamos este frenesí," dijo Biederman en una entrevista en la clínica de salud mental del hospital General de Cambridge, Massachusetts.

A pesar de que Biederman concurre en que el distinguir el trastorno bipolar de los malos humores y caprichos comunes de los niños pequeños es difícil, él insiste en que no hay lugar a dudas en los pacientes en su consultorio. "La gente tiene que esperar un tiempo largo antes de venir a verme a mí o a mis colegas. . . . No es como que alguien me viene a ver después de que su niño armó un berrinche por mal humor. Los niños hacen por años cosas que son peligrosas. Estas son cosas que profundamente afectan al niño," dijo Biederman, y que los ponen en riesgo de fallar académicamente o incluso de suicidarse. Biederman desecha a la mayoría de sus críticos, diciendo que no pueden comparar sus credenciales científicas con las de él, como co autor de 30 documentos científicos por año y como director de un programa mayor de investigación en el departamento que se encuentra en primer lugar en el "Reporte de Noticias de USA y el Mundo".

Los críticos "no están en el mismo nivel. No estamos discutiendo sobre si (a un crítico) le gustan las galletas de chocolate y a mí me gustan los hot dogs. En medicina y en ciencia, no todas las opiniones fueron creadas iguales, " dijo Biederman, un nativo de Checoslovaquia quien vino al H. Gral. de Massachusetts en 1979 después de su educación médica en Argentina e Israel. El ahora vive en Brookline.

La lucha por fondos para investigación

El pensamiento de Biederman acerca del trastorno bipolar surgió de su trabajo de principios de los 90's, cuando observó que muchos niños referidos a la clínica psiquiátrica del Hospital General de Massachusetts parecían tener períodos en los que estaban extremadamente agresivos, profundamente deprimidos o enojados. Y no estaban mejorando tomando medicaciones como Ritalín, la cual es recetada para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

En ese tiempo, los psiquiatras consideraban que el trastorno bipolar era una condición que típicamente se manifestaba alrededor de los 20 años, y raramente en niños menores de 12 años, pero Biederman creía que muchos de sus pacientes coincidían con la definición normalmente aplicada a adultos. Trabajando con Wozniac, publicó un influyente documento en 1995 reportando que uno de cada seis niños en su clínica podría ser bipolares y que la proporción era aún mayor entre los niños que padecían con TDAH.

Biederman era ya bastante exitoso como investigador del TDAH, y estableciendo vínculos cercanos con las compañías que fabricaban drogas, tales como Ritalín, para que éstas le financiaran proyectos de investigación cuyo financiamiento no estaba dispuesto a pagar el Gobierno Federal. El también recibió pagos por dar conferencias acerca de problemas de salud mental y sirviendo en juntas de asesoría científica que típicamente se reúnen unas cuantas veces al año para hablar sobre investigación. El se negó a comentar cuánto recibe, pero dijo que todo su ingreso había sido aprobado, tanto por la Escuela de Medicina de Harvard, como por el hospital.

El jefe de Biederman dijo que no cree que el dinero afecte la opinión de Biederman.

"Yo creo que una persona de una farmacéutica no se atrevería a decirle a Joe qué decir", escribió el Dr. Jerrold Rosenbaum, jefe de psiquiatría del H. Gral. de Massachusetts, en un email. "Y si ellos cometieran tal error, sería sólo una vez. . . . Para Joe, son sus ideas y su misión las que lo dirigen, no los pagos que recibe."

Biederman dijo que él rápidamente descubrió que las compañías de drogas estaban menos interesadas en el trastorno bipolar que en el más establecido TDAH. Él y Wozniac, quienes no respondieron a una solicitud para ser entrevistados, lucharon para conseguir donaciones para la investigación de niños bipolares. "Entre más controversial es un diagnóstico, más difícil es obtener financiamiento de fuentes convencionales, " explicó. Puntos de vista contrastantes

Ocasionalmente, ellos recibieron donaciones pequeñas de compañías de drogas o de filantropías privadas para probar drogas en los niños, pero Biederman admite que estos estudios no son suficientes para probar que las drogas son seguras y efectivas. A pesar de eso, los estudios del H. General de Massachusetts influyeron de manera enorme: su estudio del 2001, en el que 23 niños diagnosticados con trastorno bipolar recibieron la droga Zyprexa por ocho semanas, se convirtió en el artículo más frecuentemente citado en la historia de la Revista de Psico-farmacología Infantil y del Adolescente. El estudio mostraba que la droga disminuía los brotes de agresión, aunque los niños típicamente aumentaron más de 10 libras de peso.

Biederman estaba desilusionado por no poder hacer estudios más extensos, sin embargo no hay razón alguna para demorar el tratamiento. "Al menos la línea de drogas de la que estoy hablando da algún alivio," dijo. "La única manera de comprender los efectos colaterales es dentro del contexto de la seriedad de la enfermedad."

Ya que el trastorno bipolar recibió creciente atención de los medios, la investigación de Biederman y Wozniac era a menudo citada como el razonamiento científico para diagnosticar y tratar la enfermedad agresivamente. Otra investigadora líder, la Dra. Bárbara Geller de la Universidad Washington de Saint Louis, adoptó un punto de vista más restrictivo, requiriendo que los niños tuvieran una serie de síntomas tales como reducción en la necesidad de sueño, antes de que ella diagnosticara el trastorno. Sin embargo, el equipo del H. Gral. de Massachusetts utilizó categorías más amplias, diciendo que los niños que son extremadamente irritables o agresivos pueden ser bipolares. Los escépticos dijeron que esos síntomas son demasiado comunes, dejando demasiado lugar a disputa respecto a quienes están enfermos realmente.

El staff del Dr. Biederman "puede hacerles la misma entrevista para diagnóstico a 100 niños, y salir con 5 o 20 trastornos bipolares, y yo puedo hacer lo mismo, y encontrar sólo uno, o ninguno," dijo el Dr. Jon McClellan, un psiquiatra de la Universidad de Washington, quien dirigió una Comisión de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y del Adolescente, la cual recientemente concluyó que no hay ninguna evidencia de que los niños menores de 6 años puedan ser diagnosticados con dicho trastorno. Dijo que él no ha recibido dinero alguno de la industria farmacéutica durante años. Una oleada de diagnósticos

El trabajo de Biederman ayudó a disparar un gran incremento en el número de niños diagnosticados con trastorno bipolar en los últimos 15 años. Un estudio nacional de los hospitales comunitarios encontró que el porcentaje de niños con enfermedades mentales diagnosticados como bipolares se cuadruplicó de 1990 al 2000.

El rápido incremento levantó preocupación en el Instituto Nacional de Salud Mental, empujando a las autoridades más altas a convocar a sus especialistas líderes, incluyendo a Biederman, para urgirlos a producir patrones de diagnóstico y tratamiento. Las indicaciones resultantes, presentadas en el 2001, reconocían que Biederman tenía razón: el trastorno bipolar podía atacar antes de la pubertad. Sin embargo, los lineamientos también establecían que el identificar la enfermedad en los niños era tarea difícil, ya que los niños normales se inclinan a ser irritables, agresivos o impulsivos.

El Dr. Steven Hyman, quien era entonces el director del instituto de salud mental y es ahora el decano de la Universidad de Harvard, dijo que continúa muy preocupado acerca del creciente uso de drogas antipsicóticas en niños ya que son "armas de alto calibre", tales como Zyprexa, Risperdol, y Seroquel. En el programa Medicaid de Massachusetts, el número de personas menores de 18 años, recibiendo al menos una de estas drogas "antipsicóticas atípicas" se incrementó escandalosamente a 9,123 en el 2005 de los 6,943 del 2002, un salto del 31 por ciento, antes de bajar a 8,343 en 2006. Hyman dice que ninguna de estas drogas tiene la aprobación de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) para su uso en niños bipolares, y que los médicos las recetan basándose en su criterio individual.

"No sabemos ni lo más básico acerca de la seguridad o eficacia de estas drogas en estas edades tempranas, ni siquiera cuando se les dan de forma individual, mucho menos si se mezclan con otras," dijo Hyman.

El tratamiento de Rebecca Riley

Kifuji fue cuidadosa al tratar a Rebecca Riley, ya que vio a la niña seis veces antes de diagnosticarle trastorno bipolar, de acuerdo a Carney. Basándose en la conducta de la niña y en la historia familiar, Kifuji le recetó tres drogas a la niña de tres años de edad, incluyendo la droga antipsicótica Seroquel, así como también Clonidina, un medicina para la presión arterial alta que a menudo se les receta a niños agresivos para calmarlos. El año pasado, la Clonidina les fue recetada a 1,195 niños por debajo de los siete años de edad, incluyendo a Rebecca Riley, siendo atendidos en el programa Medicaid de Massachusetts.

La policía levantó cargos de que sus padres, Carolyn y Michael Riley, repetidamente convencieron a Kifuji de que les diera Clonidina extra, y terminaron acumulando docenas de pastillas extra, las cuales usaban para controlar a la pequeña niña. Mucho antes de que finalmente la niña muriera en el piso junto a la cama de sus padres, según el reporte policial, las maestras y enfermeras de la escuela notaron que se había puesto letárgica, como una "muñeca de trapo" sobre el regazo de una de las enfermeras.

Carney dijo que su cliente, quien no está ejerciendo mientras continúa la investigación, no hizo nada malo al escribir las recetas para esa niña. A pesar de que algunos se mostraron escandalizados de que la niña estuviese tomando tanta medicación, Carney dijo que, al recetarla, Kifuji practicó psiquiatría de la corriente dominante, para una niña muy enferma. Hizo la observación de que "la investigación y enseñanza de Biederman valida el trabajo de la Dra. Kifuji con sus pacientes."

Scott Allen puede ser contactado en allen@globe.com.

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Número de niños menores de 7 años siendo tratados a través del sistema estatal MassHealth de Medicaid, con drogas antipsicóticas atípicas para todo propósito, incluyendo trastorno bipolar.

MassHealth cubre aproximadamente una quinta parte de la niñez de Massachusetts.

Artículo original en inglés

TRADUCIDO POR CCHR MEXICO